5 consejos para evitar malas experiencias al adquirir servicios de traducción

Pautas para comprar traducciones de forma consciente e informada

Hombre que se cae de cabeza

Si eres un emprendedor que quiere exportar sus productos al extranjero, debes saber cómo solicitar servicios de traducción profesional de manera inteligente e informada.

Es difícil, especialmente las primeras veces, encontrar el proveedor y las tecnologías adecuadas para tus necesidades. Para recibir un servicio de traducción de buena calidad a la primera, hay que conocer un poco la industria.

Peculiaridades del mercado de la traducción

El mercado de la traducción es especial. En los últimos años se ha visto afectado por dos tendencias que están relacionadas pero que contrastan en sus efectos. Por un lado, conviene saber que en este sector se suelen formar largas cadenas de intermediarios, por lo que el cliente final (tú) a menudo pierde de vista quién está realizando la traducción, lo que hace aumentar el precio pero no así el valor añadido.

Por otro lado, las compañías compiten entre sí a un nivel más global. Debido a la «mercantilización» (commoditization) del producto, a muchos clientes solo les importa el precio. Para ganarse a estos clientes, los proveedores compiten por ver quién ofrece el precio más barato, llegando de esta manera a precios que en algunos casos se vuelven insostenibles. Por esta razón, a menudo contratan o subcontratan personal joven e inexperto. El resultado es un deterioro de la calidad general.

Para ejemplificar esta situación, podríamos hacer una analogía con el mercado de los tomates. En una granja de Almería el kilo de tomates vale 30 céntimos; este mismo kilo se puede encontrar por un precio cinco veces más alto en el supermercado; y al mismo tiempo, esos tomates deben competir con los tomates que proceden de los invernaderos holandeses que no saben a tomates, pero son muy económicos. Esto conlleva a que los agricultores españoles terminen regalando su verdura en una plaza, en modo de protesta.

Por si esto fuera poco, otra peculiaridad del sector es la presencia de sujetos no siempre plenamente cualificados, lo que ha dado lugar a una plétora de agencias de traducción formadas en realidad por una o dos personas, normalmente marido y mujer, que se anuncian con una web que parece la de una gran empresa.

Estas webs son reconocibles porque todas se parecen un poco: típicas fotos de archivo con apretones de manos, empleados sonrientes, vistas de ciudades del mundo, banderas, puentes… etc. Y, si lees los textos, encontrarás los mismos conceptos repetidos una vez tras otra: ofrecemos traducciones en cualquier combinación de idiomas, con los mejores profesionales nativos graduados, somos rápidos, puntuales, etc.

Sin embargo, muy a menudo es solamente una pareja que trabaja desde casa.

Qué hacer cuando se necesitan traducciones

La solución pasa por 3 conceptos fundamentales:

  1. reducir o incluso eliminar los intermediarios,
  2. juzgar solo en base al precio no es la mejor estrategia,
  3. para obtener el mejor resultado, lo primero que tenemos que hacer es «traer los deberes hechos de casa».

Cuando se necesita una traducción, hay que resistir la tentación de encontrar un atajo.

Por ejemplo, no recomiendo lanzarse en una simple búsqueda en Google y escoger entre los primeros resultados que aparezcan.

Menos aún el hacerlo por uno mismo o la opción de «tengo un sobrino que hizo el Erasmus en Londres…»

Esto no significa que debamos descartar de inmediato la traducción automática. Desde hace años venimos defendiendo el uso adecuado de la automatización y la tecnología aplicada a la traducción, que hemos tratado en varias conferencias.

En lugar de estos remedios improvisados, hay que seguir un camino estructurado que se puede resumir en 5 pasos:

  1. planificar tu comunicación multilingüe,
  2. definir objetivos y necesidades,
  3. nombrar a un responsable de proyecto,
  4. seleccionar los recursos apropiadamente,
  5. ceñirse a un contrato de servicio.

1. Planificar la comunicación multilingüe

La traducción debería incluirse en un contexto más amplio de comunicación comercial. Por ejemplo, cuando una empresa necesita seleccionar una [tecnología] específica(/tecnologia) para publicar un contenido, debe considerar desde el principio si ese contenido deberá ser traducido y, en caso afirmativo, a qué idiomas. A partir de esa decisión, se deberán tomar en cuenta diferentes factores relacionados con la parte gráfica, codificación de los idiomas y desarrollo.

Por regla general, siempre es aconsejable optar por formatos «abiertos», es decir, los que no están vinculados a tecnologías o a sistemas en particular. Los formatos abiertos tienen la principal ventaja de no estar limitados a un solo desarrollador y por lo tanto no siguen los caprichos del mercado.

Me refiero a los formatos usados por OpenOffice / LibreOffice, como OpenDocument, o a los formatos HTML, XML, Portable Object, LaTeX, etc.

Algunos de estos formatos son más compatibles con la traducción que otros. En el caso de los documentos, pondría XML y HTML en el lado «bueno» y especialmente a PDF en el lado «malo».

En pocas palabras: lo importante es usar el formato adecuado en cada caso. Si se puede abrir, mejor, y si puede ser fácil de traducir, aún mejor.

Por «fácil de traducir» quiero decir que puede ser procesado directamente por los softwares de traducción asistida (las llamadas CAT tools), sin necesidad de conversiones de formato ni de otros pasos intermedios, que siempre son arriesgados y nunca tienen una garantía del 100% de que no perderán datos.

Por lo tanto, es bueno documentarse o consultar a los expertos en localización antes de tomar una decisión, ya que hacerlo puede ahorrarte dinero y dolores de cabeza.

2. Definir objetivos y exigencias

Llegados a este punto, debemos establecer exactamente el objetivo del proyecto de traducción, o mejor dicho, el proyecto de comunicación multilingüe de tu empresa.

¿Qué necesitamos? ¿Qué queremos obtener exactamente?

Si nuestro objetivo fuera introducir y vender uno de nuestros productos a un público internacional, daríamos prioridad al contenido de ese producto.

A veces no es necesario traducir todos los contenidos al mismo tiempo, pero se recomienda elegir solo aquellos que nos interesan para llegar al público objetivo.

Un ejemplo típico es la sección de noticias de un sitio web. ¿Es de interés para nuestros clientes franceses saber que en el 2021 participamos en una feria en Turín?

Para reducir los costes de traducción, en lugar de pedir 5 presupuestos y elegir el más barato, sería mejor eliminar todo el contenido innecesario. O reescribir primero los textos originales, buscando claridad y síntesis, quizás usando un lenguaje controlado.

Es igualmente necesario definir claramente los idiomas y los países de destino. No caigamos en el error de pedir traducciones «en africano», como he llegado a oír.

Según el tipo de texto, también hay que prestar atención a las variantes regionales, como en el caso del español, que se escribe y se habla de manera diferente en los distintos países de América Latina.

Si necesitamos una traducción en uno o dos idiomas, puede ser apropiado asignar la tarea a traductores autónomos, en lugar de a una empresa o incluso contratar temporalmente un traductor interno. De esta forma, tendremos un contacto más directo y la comunicación será más fluida. En otros casos, especialmente si los idiomas de destino son numerosos, la elección de una empresa de traducción nos ahorrará la ardua tarea de buscar y comunicarnos con múltiples candidatos.

3. Nombrar un responsable del proyecto

Las dos primeras fases normalmente involucran a más de una persona en una empresa, pero llegará el momento en que solo una persona se encargará de tomar ciertas decisiones y quien será responsable de investigar y seleccionar al proveedor adecuado en función de las necesidades identificadas en la fase anterior. Entre las diversas tareas de esta persona, además de la elección del proveedor, se encuentran:

  • mantener los contactos,
  • ser conscientes de todos los aspectos del proyecto que están abiertos a preguntas,
  • ser capaz de transmitir con éxito información útil,
  • responder a las preguntas,
  • y, lo que es muy importante, dar un feedback durante y después del proyecto.

Para garantizar que todos los que participan en el proyecto de traducción sigan las mismas reglas, puede ser útil elaborar una guía de estilo. De esta manera el traductor sabrá, por ejemplo, si el cliente quiere mantener un tono formal o informal, cómo tratar ciertos términos, si debe evitar palabras «prohibidas», etc.

Asimismo, para proyectos de cierta complejidad, se puede establecer un sencillo sistema de preguntas y respuestas para comunicarse de forma más sistemática con los traductores y resolver cualquier duda. Para esto, se puede compartir una simple hoja de cálculo, o bien se puede buscar un sistema en línea que permita gestionar, responder, archivar, buscar y reutilizar la información o, incluso, se puede utilizar un sistema chat como Slack o Mattermost. En cualquier caso, lo ideal es centralizar toda la comunicación para evitar que se pierda información y tiempo.

4. Seleccionar los recursos oportunos

Dependiendo del tipo de encargo, tamaño, complejidad y plazo de entrega, seleccionar un proveedor de traducciones puede llevar mucho tiempo. En este caso existen algunos atajos para reducir los imprevistos.

Para comenzar, puede ser una buena idea preguntar a los contactos personales y comerciales si pueden recomendar un traductor o una agencia. Tener referencias confiables es de gran importancia. Las redes sociales y los foros profesionales como LinkedIn ayudan mucho en este aspecto. Si alguien que conocemos ha estado en la misma situación que nosotros y ha hecho al menos algunos de los «deberes» por nosotros, ¿por qué no aprovecharse de ello?

Luego están las asociaciones de traductores, que en muchos casos ofrecen listas de traductores y algunas herramientas de búsqueda y filtrado en su web. En España hay varias, entre ellas ASETRAD, ATRAE, APTIC.

Para más opciones, podemos recurrir a portales específicos para traductores y empresas, como ProZ, Translatorscafé, Translatorsbase y muchos otros.

Llegados a este punto, ya deberíamos haber encontrado un número suficiente de potenciales proveedores.

En el caso de las empresas, los pasos son similares: En el caso de las empresas, los pasos son similares. Después de haber realizado la solicitud a nuestros contactos, podemos contactar a las asociaciones nacionales del sector, como ANETI o ASPROSET y sucesivamente a los marketplaces ya mencionados. El objetivo de todo esto es seleccionar posibles proveedores para contactarlos. Aunque hoy en día es mucho más cómodo enviar un correo electrónico es sorprendente la cantidad de información que se obtiene a partir de una llamada telefónica. En algunos casos, el contacto telefónico puede ser un factor determinante en la elección final.

Después del primer contacto, podemos enviar una solicitud, indicando toda la información sobre el trabajo en cuestión, en particular:

  • el idioma del texto original,
  • el idioma al que se debe traducir (también llamado «idioma 2», «idioma b», «idioma de destino» o «idioma meta»),
  • plazo de entrega,
  • volumen estimado (en palabras, cuartillas o páginas),
  • el texto completo (o al menos una muestra).

Además de pedir un presupuesto, también podemos preguntar si existe la posibilidad de hacer una traducción de prueba. Los traductores generalmente aceptan una prueba de traducción de al menos 300 palabras, y una vez recibida, las pruebas pueden enviarse a otros traductores o agencias para su evaluación. A veces algunos traductores prefieren enviar muestras de los trabajos que han hecho en el pasado.

En definitiva, es aconsejable preguntar si tienen capacidad para hacerse cargo de los volúmenes requeridos y si ofrecen garantías en caso de reclamaciones. Además, no es necesario enviar todos los contenidos a traducir al mismo tiempo, pero la primer entrega nos servirá para confirmar nuestra elección.

5. Firmar un contrato de servicio

Si la carga de trabajo y el tipo de trabajo lo requieren, antes de comenzar, se recomienda estipular un contrato que vincule a las partes. Este contrato debe incluir los términos de la provisión de servicios, por ejemplo:

  • definición del servicio (traducción, revisión, maquetación…),
  • idiomas de origen y destino,
  • formatos de origen y destino,
  • las condiciones de entrega,
  • las tarifas y condiciones de pago,
  • protocolo en caso de quejas.

Conclusiones

En este breve artículo he evitado el tema de la tecnología aplicada a la traducción, porque tomo por sentado que los posibles proveedores usen todos las herramientas informáticas necesarias para ofrecer un servicio moderno y eficiente.

También en este caso aconsejo optar, si es posible, alternativas abiertas (open source) como OmegaT, que utilizan formatos de archivos compatibles con otros programas. A lo largo de los años, Qabiria ha trabajado con este programa y podemos garantizar que la madurez que ha alcanzado lo sitúa al mismo nivel del software comercial.

Lo importante que hay que tener en cuenta es que en nuestra industria la prisa nunca es un buen aliado, tanto en términos de coste como en términos de resultados.

Los tres factores que normalmente entran en juego son tarifa, plazos y calidad, y deben estar equilibrados.

Si insistimos en obtener una tarifa baja, es posible que el tiempo y la calidad se vean afectados. Igualmente, si la fecha de entrega es muy próxima, porque esperamos hasta el último momento para contactar al traductor, es probable que la tarifa sea más alta y que la calidad no sea satisfactoria.

Si nos dedicamos a realizar cada uno de los pasos con calma, tendremos más tiempo para tomar una decisión, y de seguro que esto beneficiará nuestros bolsillos y obtendremos un mejor resultado.

Contacta con nosotros sin compromiso: juntos encontraremos la mejor manera de internacionalizar tus contenidos.

Traductor técnico, project manager, mentor y admirador del ingenio. Socio fundador de Qabiria.

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