
Entrevistamos a Rosangela Fasolato, traductora brasileña, que trabajó en la versión portuguesa de nuestro libro «El traductor imprescindible»
En marzo de 2017 publicamos un libro titulado El traductor imprescindible, cuyo subtítulo, «especialización y posicionamiento para profesionales de la traducción», resume de buena manera su contenido.
La idea del libro era, de hecho, presentar algunas estrategias útiles para quienes se inician en el campo de la traducción, en particular la traducción técnica. El texto, derivado de un curso en línea impartido para STL Formazione in Pisa, explora algunos aspectos de la marca personal y ofrece ideas y consejos prácticos para mejorar el posicionamiento en el mercado.
Tras la publicación, recibimos varias reseñas y comentarios positivos de colegas y aspirantes a traductores. Naturalmente, este modesto éxito nos llenó de satisfacción, pero aún nos alegramos más cuando recibimos una petición especial: la de traducir El traductor imprescindible a otro idioma, el portugués.
La petición nos llegó a través de Babelcube, una plataforma que pone en contacto a autores de libros electrónicos con traductores dispuestos a traducir a cambio de una parte de los derechos de autor. Este modo de colaboración ha suscitado cierta polémica, sobre todo por el hecho de que hay que vender muchos ejemplares para reembolsar al traductor las horas invertidas. Hace unos años exploramos este tema en otro artículo, «Traducir libros electrónicos: ¿merece la pena?», a la que nos remitimos.
Dejando a un lado las consideraciones comerciales, nos sentimos honrados de que alguien quisiera traducir nuestro libro. Tras un intercambio de mensajes y las formalidades necesarias para iniciar la colaboración, El traductor imprescindible también está disponible en portugués gracias a Rosangela Fasolato, a quien agradecemos su labor.
Rosangela es brasileña, vive en Padua y trabaja como traductora desde 2008. Le preguntamos si estaría dispuesta a ser entrevistada para entender mejor las razones de su elección y este es el reportaje de nuestra charla.
«Traducir El traductor imprescindible fue un reto para mí, ¡y los retos me atraen!»
D. - Hola Rosangela, en primer lugar te agradecemos el tiempo que nos has dedicado. Empiezo directamente con la pregunta que muchos se habrán hecho: ¿por qué quería traducir precisamente El traductor imprescindible, con la miríada de libros que hay en Babelcube?
R. - Hola Marco, gracias a ti por invitarme. Traducir El traductor imprescindible fue un reto para mí y los retos me atraen. Es ese momento en el que puedo ponerme a prueba, traduciendo un libro escrito por otro lingüista con una carrera de éxito. Cuando me lo propuse, sabía que sería un trabajo difícil. No pensaba en un rédito económico, sino en un crecimiento personal, interior, incluso: «¡Lo conseguí!» Y quién sabe, ¡sentirme yo misma una traductora imprescindible!
D. - Te agradezco tus palabras. Dime, ¿has traducido ya otros títulos en esta plataforma? ¿Cómo ha ido? ¿Lo recomendaría a otros colegas traductores?
R. - Sí, ya he traducido tres libros en Babelcube, pero con vosotros es la primera vez que también tengo la oportunidad de recibir comentarios y la petición de algunas modificaciones del texto traducido. Los otros, los entregué y fueron aceptados inmediatamente. No recomendaría el uso de Babelcube como fuente de ingresos, pero para traducir literatura en tu tiempo libre porque te divierte hacerlo y quieres mantenerte en forma,sí puede ser una buena opción.
D. - Antes de hablar del libro, háblanos más de ti. ¿Cómo acabaste en esta profesión? ¿Cuáles son tus aspiraciones?
R. - En 2008, tras un periodo viviendo en Estados Unidos, acudí a una agencia de traducción en el centro de Río de Janeiro para solicitar la traducción de los documentos escolares de mis dos hijos al portugués. La persona que se encargaba de los documentos, en aquel momento el director administrativo de la agencia, me preguntó si había trabajado alguna vez con traducciones y me invitó a hacer una prueba. Eso también supuso un reto. Trabajé para esa agencia como autónomo durante seis años, hasta que el empresario falleció y la agencia cerró. Seguí trabajando con algunos clientes privados y un sueño por cumplir: mudarme a Italia. Conseguí mudarme, pero no me podía imaginar que lo peor aún estaba por llegar. Poco después de mudarme, a mediados de 2016, sufrí un accidente que desembocó en una operación del hombro derecho en la que perdí la funcionalidad total del brazo. La rehabilitación duró más de un año. En esas condiciones Babelcube me ayudó, porque hacia el final de mi rehabilitación, poco a poco empecé a traducir de nuevo. Mi aspiración es reconstruir mi vida y mi carrera a partir de ahora.
D. - Sin duda lo conseguirás, Rosangela, te deseamos lo mejor. Volviendo a El traductor imprescindible, ¿hubo algún punto del libro que te resultara especialmente difícil de traducir al portugués? ¿Por qué?
R. - Las dificultades para traducir este libro al portugués se enfrentan a esa habitual «desconfianza» que debemos tener al reflexionar sobre el significado que debe darse a la palabra en un contexto determinado. Es ese pensar en la circunstancia, el momento y las intenciones con que se dijo algo, o se escribió en otro idioma. Aquí cito a Millôr Fernandes, autor, dibujante, humorista y traductor brasileño, que dijo: «La desconfianza por todo lo que leo -y también por todo lo que veo, oigo, huelo o toco- es lo que me convierte en un traductor decente». Es decir, hay que partir de la base de que no se sabe nada, mirar con recelo incluso esa palabra demasiado obvia y tener la curiosidad de buscar e investigar.
«Hay que partir de la base de que no se sabe nada y tener la curiosidad de buscar e investigar»
D. - ¿Cómo afrontaste la traducción? ¿Planificaste un número de palabras en las que trabajar al día, a la semana? Cuéntanos algo sobre el método que has seguido.
R. - Sí, todo mi trabajo está planificado. Cuando me llega un encargo, elaboro un calendario a seguir, normalmente el más sencillo, un recuento diario de páginas del original en función del plazo. Acorto este plazo al menos tres días y reservo otros para revisión (en el caso de trabajos más largos y no urgentes). Siempre tengo este calendario a mi lado y voy marcando cada día completado. Sin embargo, muchas veces ocurre que me centro tanto en la traducción que suelo ir más allá del programa diario. Otras veces, me despierto en mitad de la noche con la palabra correcta en mente o con la constatación de que he cometido un error en una página determinada. Así, durante todos estos años nunca he incumplido un plazo, de hecho muchas veces termino el trabajo antes de tiempo.
D. - ¿Cuáles son las peculiaridades del mercado de la traducción del y hacia el portugués? ¿Recomendarías estudiar esta lengua a los universitarios?
R. - El portugués es una lengua hablada por más de 250 millones de personas en todo el mundo. De 2008 a 2012, cuando los países desarrollados decían estar pasando por un momento difícil, Brasil hizo creer al mundo que estaba fuera de toda crisis y en auge. En aquella época también hubo un auge de la traducción. No había escasez de trabajo, de hecho había demasiado. En 2013, las dificultades ya eran visibles. Seguía habiendo trabajo, sobre todo de ingleses, con el 70% del mercado, seguidos de españoles, franceses e italianos, pero las condiciones ya no eran las de antes. Hoy, Brasil se ha sumido en una crisis no sólo económica, sino también política, social y cultural, y el mercado de la traducción ha decaído de forma decisiva. Como en Italia, la formación en este campo no es obligatoria para ejercer la profesión, pero es importante aprender técnicas de traducción, mantenerse al día y especializarse. Espero que Brasil salga pronto de la crisis actual y vuelva realmente a la senda del desarrollo. Cuando esto ocurra, como país con una gran población, también habrá un renovado interés por la lengua portuguesa, con los consiguientes beneficios para el mercado de la traducción. Al menos eso espero.
Nosotros también lo esperamos, Rosangela. Muchas gracias por esta conversación y por el buen trabajo que has hecho con la traducción del libro.
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