
Después de la fantástica acogida que tuvieron las entrevistas anteriores, continuamos la serie de encuentros con nuestros colaboradores más habituales, para mostrar la realidad de la profesión de traductor y de los otros perfiles que contribuyen a la frenética actividad de una agencia.
Stefano Iuliani, originario de Cerreto Sannita (Benevento, Campania), es un traductor, subtitulador y videomaker. A pesar de tener un máster en Tecnologías de la traducción, comenzó su carrera como creador de vídeos en 2009, y luego convirtió su pasión por el cine en traducción, volviéndose subtitulador y traductor técnico desde 2013. A menudo cede a la tentación de descubrir nuevas disciplinas y es autor de un ensayo sobre la manipulación mediática (Non tutte le vittime sono uguali, de un webzine sobre la música (Spacebar) y de un proyecto sobre la realidad aumentada y vídeos inmersivos de 360 grados (Reality Telling). Su mente polifacética se alterna con una pasión visceral y atemporal: el fútbol. El papel que desempeña, el de media punta derecha, es lo que mejor expresa su carácter profesional: actúa en la sombra, encargándose del trabajo sucio y de construir la base de las jugadas que otros finalizan.
Empecemos por el principio: ¿cuánto tiempo llevas traduciendo?
Desde siempre, ya que mis padres hablaban en casa dos dialectos diferentes, a los que además añadían el italiano 😁. Para las empresas, en cambio, llevo más o menos diez años traduciendo.
*¿Y cómo empezaste?
¿Se puede decir? Mi primer cheque por una traducción lo recibí en París, mientras estaba de Erasmus, por traducir varios vídeos de porno suave. Después de unos años, cursé el Máster en Tradumática de la UAB en Barcelona, que fue un verdadero trampolín para mi entrada en el ámbito profesional.
**¿Desde cuándo colaboras con Qabiria?
Qabiria es la primera agencia de traducción con la que trabajé y llevo trabajando 9 años. Todavía recuerdo cuando conocí a Marco. Nos reunimos en un bar de Badalona para hablar de una posible colaboración para la realización de un vídeo corporativo para Qabiria. El amor floreció gracias a mi segunda pasión, la producción audiovisual, pero se materializó a través de la traducción. Al final de la reunión, Marco, que acababa de ser padre por segunda vez, estaba avergonzado porque se había olvidado la cartera en casa. Así que, aunque no tenía dinero, también tuve que pagar 😉.
Típico de nosotros en Qabiria: mucho hablar, pero a la hora de la verdad... Bromas aparte, ¿qué aprecias de esta colaboración?
La colaboración con Qabiria fue, y sigue siendo, un hito en mi carrera porque, para mí, Marco es un importante punto de referencia cada vez que tengo una duda de carácter técnico o, en general, de gestión de mi carrera como traductor. Cuando necesito ayuda, Marco es la primera persona a la que recurro. Así que, en esencia, de Qabiria aprecio la posibilidad de poder ir más allá de la mera colaboración profesional de entregas y plazos ajustados. Qabiria es un puerto seguro.
¿Y qué aspectos mejorarías?
Tanto Marco como Sergio son del norte de Italia. Así que, citando a Luciano De Crescenzo, son «hombres de la libertad», les falta esa pizca de amor que en cambio caracteriza a los del sur y que probablemente también le vendría bien a Qabiria. Por supuesto, estoy de broma 😉.
¿Cuál es el proyecto más interesante en el que has participado?
En definitiva, un proyecto de traducción de contenidos para el e-learning de una empresa holandesa. Su enfoque de la localización es totalmente diferente, ya que no te considera un mero traductor, sino un verdadero recreador de contenidos, generando un entorno de trabajo en el que el traductor actúa en estrecho contacto con todos los demás profesionales que intervienen en los procesos empresariales, incluidos los actores, los dobladores, los técnicos informáticos, los creadores de contenidos y, por último, los localizadores. Esta experiencia también me dio la oportunidad de viajar por trabajo y de conocer a colegas extraordinarios.
¿Puedes describirnos tu jornada laboral típica?
Tengo que admitir que represento exactamente lo contrario de lo que uno de los muchos gurús aconsejaría sobre la gestión óptima del propio trabajo:
- Crea una rutina
- Programa descansos regulares
- Organicza tu entorno de trabajo
- Silencia el móvil
Sin embargo, yo hago todo lo contrario. Nunca me levanto a la misma hora y trato de evitar las sugerencias de los gurús de cualquier campo. La única certeza que tengo es que prefiero trabajar en un espacio de coworking que desde casa. Creo que el contacto con otras personas y profesionales de campos diferentes es la base para hacer el trabajo lo mejor posible y, por qué no, para abrir la ventana a otras colaboraciones o campos.
¿Cuál es actualmente el mayor reto para un profesional de la traducción como tú?
Aunque soy autónomo, creo que las colaboraciones a largo plazo son esenciales y, por desgracia, somos muchos en este campo y a menudo se tiende a luchar para no perder un cliente, cosa que nunca he sabido hacer. Otra dificultad está sin duda relacionada con la caída de las tasas y el uso de herramientas en línea que son menos eficaces y prácticas que las herramientas tradicionales de TAO.
«Mi objetivo es y será siempre explorar tantos caminos como sea posible, no por la posibilidad de ganar bastante dinero, sino por la riqueza inherente al propio viaje»
Además de traducir, ¿a qué dedicas tu tiempo?
Me dedico a la producción y edición de vídeos inmersivos de 360 grados. En concreto, con otros tres socios, fundé una productora audiovisual en Barcelona (Reality Telling y colaboro con varios centros sanitarios para mejorar la salud de los pacientes de media o larga estancia a través de esta tecnología. La idea es que la realidad virtual puede reducir el tiempo del tratamiento médico y, sobre todo, puede convertirse en un dispositivo médico real.
Uno de los proyectos de los que estoy muy orgulloso lo iniciamos durante el confinamiento. Los pacientes hospitalizados por COVID-19 no tenían la posibilidad de recibir visitas de sus familiares. Por ello, íbamos a las casas de los familiares y los médicos se las mostraban a los pacientes a través de los visores Oculus. Los resultados fueron extraordinarios. Una de las pacientes, Ana, entrevistada por una conocida cadena de televisión catalana dijo: «Esta es el mejor tratamiento que he recibido en estos tres meses». Para nosotros, esto no tiene precio.

¿Cómo ves tu futuro? ¿Seguirás traduciendo o dedicarás más tiempo a tu pasión?
Entre las cosas más hermosas que he leído está una frase de Frantz Fanon, el psiquiatra y antropólogo francés: «¡Oh, cuerpo mío, haz de mí, siempre, un hombre que interrogue!». Sabes, creo que mi objetivo es y será siempre explorar el mayor número de caminos posibles, no por la posibilidad de ganar bastante dinero, sino por la riqueza inherente al propio viaje, sin perder nunca de vista las necesidades de mi cuerpo, que es la primera luz de alarma que se enciende si algo va mal o, por el contrario, si va genial.
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